El Blog de Enate

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¿Sabes cuáles son los aromas del vino?

Los aromas del vino son una de las partes esenciales a descubrir cuando catamos un vino en nuestra copa. Detrás de cada sorbo encontramos sabores, olores, matices y recuerdos únicos, que dependerán de la elaboración del vino, la variedad utilizada, la zona vitivinícola en la que se encuentran los viñedos y muchos factores más. Así, los aromas del vino pueden ser de distintos tipos, y hoy te lo contamos.  

Los aromas primarios, todo el carácter del viñedo 

Los aromas del vino pueden clasificarse en diversas categorías, según su carácter y procedencia. Los aromas primarios son aquellos intrínsecos a la uva y la cepa, como las frutas frescas, las flores, las hierbas o los minerales. Al catar un vino, estos serán los primeros indicios que encontraremos. Para percibirlos, es recomendable inclinar la copa unos 45º, ya que así estaremos aumentando la cantidad de vino que está en contacto con el aire. Pueden dividirse en cuatro tipos: florales, vegetales, frutales y minerales. 

Los aromas florales pueden evocar al jazmín, rosas, lilas, flores de azahar o violetas, entre muchos otros. Si eres un amante de los vinos aromáticos, descubrirás una auténtica sinfonía floral en nuestro ENATE Gewürztraminer, en el que destacan las rosas. Por otro lado, los aromas vegetales nos recuerdan al pimiento, a la hierba cortada, al eucalipto o al hinojo, que podemos encontrar en nuestro ENATE Chardonnay-234.  

Por su parte, los aromas frutales, como maracuyá, pera, melocotón, albaricoque o fresa evolucionarán según la edad del vino en cuestión. Los vinos con crianza en barrica nos recordarán a fruta madura, como ciruelas pasas o higos: es el caso de nuestro ENATE Crianza. Mientras tanto, los vinos jóvenes, como nuestro ENATE Cabernet-Merlot con 6 meses de crianza en barrica, contarán con aromas a fruta fresca, como las grosellas o la zarzamora. Por último, en los aromas minerales veremos notas de tiza, granito o punta de lápiz, propias del terruño.  

Además, te damos una pista: por lo general, los aromas frutales de los vinos blancos se relacionan normalmente con fruta blanca como la pera o la manzana, cítricos, fruta de hueso, como el albaricoque o el melocotón, fruta tropical, como el mango o el plátano, y flores blancas, como el jazmín. Mientras tanto, en vinos tintos encontraremos toques aromáticos de fruta roja o negra, frutos del bosque o flores azules. Los rosados son un caso excepcional, ya que pueden combinar matices primarios típicos tanto de los blancos como de los tintos. Dependerá mucho de la variedad con la que se haya elaborado el vino. 

Los aromas secundarios, del mosto al vino 

La fermentación, junto a la influencia de las levaduras y bacterias responsables de transformar el mosto en vino, dan lugar a los aromas secundarios, que se liberan al agitar la copa y mover el vino en círculos. Resultado de la fermentación alcohólica son los recuerdos a levadura, bollería, miga de pan o galleta. Y sí, aquí, surgen notas más complejas, como las notas lácticas a yogur, mantequilla, leche o queso fresco, resultado de la fermentación maloláctica.  

Los aromas terciarios o “de crianza”  

Finalmente, los aromas terciarios, o de crianza, se desarrollan durante el envejecimiento en barricas de roble y posterior crianza en botella. Para liberarlos, es recomendable seguir agitando la copa en círculos, con mayor intensidad. Estos aromas terciarios también pueden conocerse como bouquet y podrían clasificarse en: madera (que recuerdan a tostados, inciensos, pino o balsámicos), especias (que recuerdan a canela, laurel, pimienta, ahumados o clavos) y empireumáticos (que recuerdan a café, cacao, cuero o almendras tostadas). Así, los aromas terciarios confieren al vino una elegancia única y sofisticada. .  

Como ves, la paleta de aromas en un vino es tan amplia como la variedad de cepas y métodos de vinificación. En ENATE, ejecutamos con precisión cada etapa del proceso, desde la selección de la uva hasta la crianza en barrica, para garantizar una amalgama armoniosa de aromas que despierte los sentidos

La clave: la elaboración 

Cada botella de ENATE es un testimonio de nuestra dedicación a la excelencia y al arte de la vinificación. La elección de la uva, el control de la fermentación y la paciencia en el proceso de envejecimiento son decisiones cruciales que influyen tanto en los aromas finales, como en la excelente calidad de todos nuestros vinos.  

En resumen, los aromas del vino son una ventana al alma de cada botella. En ENATE, continuamos explorando, innovando y perfeccionando nuestro arte, para ofrecer a los amantes del vino una experiencia sensorial inigualable. Cada botella cuenta una historia, y si quieres descubrir la historia de todos nuestros vinos en su lugar de origen, consulta nuestra oferta enoturística para venir a visitarnos, o pásate por nuestra boutique online y recibe tus favoritos en casa con envío gratis.  

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