En ENATE entendemos el vino como un diálogo constante entre la tierra, la vid y las personas que la cuidan. Nuestro objetivo es que cada botella cuente la historia del Somontano con sinceridad, respetando el carácter de cada parcela y la personalidad de cada variedad. Para lograrlo, trabajamos con una combinación muy consciente de tradición y vanguardia: el conocimiento de campo de toda la vida, unido a herramientas modernas como la teledetección, que nos permiten ir un paso más allá en precisión y detalle.
La teledetección forma parte de ese compromiso. Dicho de forma sencilla, es una manera de observar el viñedo desde arriba, a través de imágenes captadas desde el aire. Gracias a ellas, podemos ver diferencias que, a pie de campo, a veces pasan desapercibidas: zonas donde las cepas crecen con más fuerza, otras donde el desarrollo es más moderado, pequeños cambios dentro de una misma parcela que influyen en cómo madura la uva y, en consecuencia, en el estilo del vino.

En nuestros viñedos siempre hemos sabido que no todo el terreno es igual. Hay suelos más profundos, otros más pedregosos, zonas que retienen mejor el agua, laderas más expuestas al sol o al viento… El equipo de viticultura lleva años caminando cada parcela, observando, anotando y tomando decisiones en función de lo que ve y siente sobre el terreno. La teledetección no viene a sustituir esa experiencia, sino a reforzarla. Es como añadir una nueva capa de información que nos ayuda a confirmar lo que intuimos y a descubrir matices nuevos.
Mapas de vigor para una vendimia más precisa
Con estas imágenes elaboramos mapas de vigor que nos muestran distintas zonas dentro de un mismo viñedo según su vigor. A partir de ahí, podemos adaptar nuestro trabajo: decidir si conviene vendimiar una parte antes que otra, separar uvas de distintas zonas para elaborar vinos con estilos diferentes o prestar especial atención a aquellas áreas que, por sus características, pueden ofrecer un potencial extraordinario en determinados años.

Lo importante es que detrás de cada decisión sigue habiendo una mirada muy humana. La tecnología nos da datos, pero la interpretación la hacen las personas. Nuestros viticultores y enólogos son quienes, con su criterio, deciden cómo aprovechar esa información para cuidar mejor la viña y expresar el terroir con la mayor fidelidad posible.

Este enfoque se refleja también en la bodega. Aunque utilicemos herramientas avanzadas para conocer mejor el viñedo, la esencia del trabajo sigue siendo artesanal. Seguimos catando, probando, comparando, afinando detalles añada tras añada. Cuando en una misma parcela decidimos separar uvas de distintas zonas, no lo hacemos por capricho, sino para entender mejor qué aporta cada parte y cómo podemos transformar esa diversidad en vinos singulares, siempre dentro del estilo ENATE.
La teledetección, al final, es una pieza más dentro de un compromiso más grande: el de ser rigurosos, curiosos y exigentes con nuestro trabajo, sin perder nunca de vista que el verdadero protagonista es el viñedo. Nos permite anticiparnos, tomar decisiones más informadas y cuidar cada cepa con el respeto que merece. Pero el corazón del proyecto sigue siendo el mismo que desde el primer día: escuchar la tierra y transformarla en vino, con la máxima honestidad posible.
En ENATE creemos que el futuro del vino pasa por ese equilibrio. Apostar por la innovación, por la ciencia y la tecnología, pero hacerlo siempre al servicio del terroir, nunca por encima de él. Mirar el viñedo desde el cielo, sí, pero sin dejar de tocar la tierra con las manos.
Si eres un amante del vino o simplemente deseas conocer más sobre el mundo de la viticultura, los viñedos del Somontano son un destino que no puedes pasar por alto. Consulta nuestra oferta enoturística y descubre nuestra región al más puro estilo ENATE.


