Artista absolutamente singular entre los pintores informalistas históricos, Manuel Rivera creó su propio lenguaje con las telas metálicas. Pintor y escultor granadino, comenzó a pintar apoyándose en el arte figurativo, especialmente el retrato, y desembocó en la abstracción utilizando la tela metálica como vehículo expresivo de su trabajo artístico. En 2005, una de sus obras pasó a vestir la etiqueta de ENATE Syrah-Shiraz, que desde entonces ha viajado por todo el mundo.
Rivera (Granada, 23/04/1927 – Madrid, 02/01/1995) vive su infancia en una familia de artesanos, donde su padre siente una verdadera atracción por el arte. Desde la infancia muestra una gran disposición para la pintura y la escultura, por lo que su padre decide enviarle al taller del escultor Martin Simón, con el que comienza a aprender el oficio de escultor. Comienza a trabajar la madera y el yeso, pero siente la necesidad de expresarse a través de la pintura, así que estudiaría en la Escuela de Artes y Oficios de Granada.
En 1942, realiza su primer viaje a Madrid, donde queda deslumbrado en su visita al Museo del Prado. Desde entonces, sigue formándose en España y Francia. De vuelta, sufre una crisis que le lleva a abandonar por completo los soportes y materiales convencionales y escoge la tela metálica como materia protagonista de su trabajo, buscando una nueva concepción de la luz y el espacio. En 1956 se produjo el hallazgo de lo que sería ya su personal medio de expresión, la tela metálica. Una materia cotidiana que utilizó como material estético. Fue un encuentro fortuito ante el escaparate de una ferretería, observando una serie de instrumentos que pendían de un rollo de tela metálica. Debido a su transparencia le pareció que dichos objetos estaban suspendidos en el aire. Compró un rollo y, casi a ciegas, comenzó a trabajar. Este material, de uso principalmente industrial, se fue convirtiendo en un lenguaje y un vehículo expresivo de su trabajo artístico.
Rivera, uno de los fundadores del grupo El Paso
En 1957 funda junto con los pintores Antonio Saura, Manuel Millares, Rafael Canogar, Luis Feito, Antonio Suarez, Juana Francés y Pablo Serrano, el grupo El Paso, a los que se incorporarían otros artistas más tarde. Un colectivo de artistas y críticos de gran relevancia que revolucionó el arte español de la posguerra y que supuso la introducción del informalismo en España, celebrándose en abril de 1957 la primera exposición del grupo en la Galería Bucholz de Madrid, en la que Rivera presenta sus telas metálicas, realizadas en un solo plano. Su integración en El Paso marcará su trayectoria de forma sustancial, empezando a ser conocido a nivel nacional e internacional.
Si bien hasta entonces Rivera había construido sus obras en un solo plano, suspendiéndolas de un bastidor, a partir de esta etapa comienza a construir sus obras sobre bastidores de madera, que más tarde serán de aluminio, lo que le permitía trabajar las telas metálicas en dos planos. Pronto descubrió que el juego de rejilla de sus cuadros se enriquecía superponiendo dos redes, y empezó a trabajar con dos planos. Al no estar una red pegada a la otra y haber un espacio entre ambas, las telas metálicas empezaron a darle movilidad al cuadro. “Trato de atrapar lo desconocido en la tela de araña de mi materia, porque nunca sé lo que va a ocurrir. El primer sorprendido ante el resultado final de la obra soy yo mismo”, explicaba el propio Rivera (www.manuelrivera.net Manuel Rivera / 1. La tela de araña).
Así, en su producción figuran varias series, como LAS METAMORFOSIS, en homenaje al mundo de Kafka. En 1961 abandona el blanco, negro y gris de los comienzos para inclinarse por una amplia gama cromática y empieza a adoptar algunos rasgos constructivistas. La serie de LOS MANDALAS supone una vuelta al hermetismo a través de imágenes y formas que evocan la meditación oriental. En sus últimos trabajos vuelve al dramatismo y al blanco y negro. A finales de los ochenta inicia la serie TIRITAÑAS que continua la línea de LAS METAMORFOSIS de los años cincuenta. No faltaron reconocimientos para el granadino. En 1981 recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en 1994 fue nombrado Académico de la Real Academia de San Fernando de Madrid y su obra está hoy representada en los más importantes museos del mundo.
ENATE Syrah-Shiraz y Manuel Rivera
A través de ese estudio del espacio y los efectos de la luz y el color, y por medio de mallas metálicas, Manuel Rivera ligó con fuerza el universo del vino y el arte. La obra que ilustra la etiqueta de ENATE Syrah-Shiraz la pintó en 1994, un año antes de su fallecimiento en 1995. En el último tramo de su vida, Rivera echó en falta el placer de pintar-pintar, volviendo a la práctica del óleo. Ese retorno constituye un conjunto de pinturas sobre cartón, fechadas en 1994, todos ellos de 50 x 60 cm, que parecen constituir una serie, contar una historia completa. Sin embargo, son solo fragmentos, hechos aisladamente (un poco de pintura, un poco de collage y un poco de ritmo constructivo), concebidos como variaciones de una pieza musical.
Junto al de Rivera, se encuentran nombres como Saura, Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Rafael Canogar, José Manuel Broto, Erwin Bechtold, Pepe Cerdá, Salvador Victoria, José Beulas, Gustavo Torner, Jaume Plensa, Víctor Mira y el de muchos otros pintores que forman parte del grupo de artistas que han colaborado con ENATE. Por eso, hoy, ENATE es bodega y museo. Es al tiempo vinoteca y galería artística, y ha fraguado su personalidad en la exquisitez de ambas.
