La añada 2025 en el Somontano ha sido un ejercicio de adaptación para la vid, marcada por contrastes climáticos que han puesto a prueba tanto la resistencia de las cepas como la capacidad de los viticultores para reaccionar ante condiciones extremas. Desde un otoño sereno y un invierno generoso hasta una primavera de lluvias intensas y un verano abrasador, esta cosecha promete vinos de gran intensidad, estructura y una marcada personalidad mediterránea. Y es que, si por algo se ha caracterizado el 2025 climatológicamente hablando en el Somontano, ha sido por sus contrastes. ¡Te contamos cómo ha sido la vendimia 2025 y cómo se reflejará en esta añada!
La añada 2025 comenzó bajo un otoño sereno y equilibrado, donde las temperaturas moderadas y las precipitaciones regulares crearon las condiciones ideales para que las cepas pudieran acumular reservas. La caída de la hoja y el agostamiento adecuado de las plantas permitieron que la vid se preparara para afrontar los meses más fríos. El invierno continuó con la misma tónica, con lluvias constantes y temperaturas suaves, mientras que las nieves cubrían el Pirineo, asegurando un deshielo prolongado y beneficioso para el ciclo vegetativo de la vid.
Sin embargo, fue con la llegada de la primavera cuando el clima experimentó un cambio drástico. Desde mediados de marzo hasta finales de mayo, el Somontano vivió un periodo de lluvias intensas y frecuentes, que se combinó con temperaturas suaves. “Esta abundancia de agua propició una brotación vigorosa y homogénea, favoreciendo un desarrollo excepcional de los viñedos”, nos explican desde el departamento de Viticultura. La primavera pintaba un escenario prometedor, aunque mayo sorprendió con temperaturas mucho más altas de lo habitual, alcanzando los 34 ºC en varios días. Estos cambios abruptos en la temperatura trajeron consigo desafíos inesperados, pero también una excelente calidad en el desarrollo de los frutos.
El verano, por otro lado, comenzó con una marcada sequía. Desde junio hasta mediados de septiembre no se registraron lluvias significativas, lo que condicionó el comportamiento de las cepas. La primera ola de calor llegó a finales de junio, pero fue en agosto cuando el clima mostró su cara más extrema. Y es que entre el 5 y el 16 de agosto, el Somontano vivió una ola de calor histórica, con temperaturas superiores a los 37 ºC, alcanzando picos de hasta 41 ºC. Este calor sofocante sometió a los viñedos a un estrés térmico intenso, acelerando la maduración de las uvas y poniendo a prueba la resistencia de las cepas.
De hecho, este clima extremo adelantó el inicio de la vendimia, que comenzó el 11 de agosto con la variedad chardonnay. Desde ese momento, la cosecha se desarrolló a un ritmo vertiginoso, con las variedades blancas y el merlot siendo cosechadas con rapidez para preservar la frescura y la acidez natural de las uvas. “La vendimia se caracterizó por su intensidad y la colaboración estrecha de todo el equipo, que tuvo que trabajar sin descanso para conservar la frescura de los frutos y evitar que los grados alcohólicos subieran demasiado”, nos explican, para garantizar la calidad y el equilibrio en los próximos vinos de esta añada.
A pesar del esfuerzo, la vendimia no estuvo exenta de sorpresas. El 20 de septiembre, cuando la cosecha ya estaba casi terminada, una tormenta de gran magnitud sorprendió a los viticultores. Un granizo de gran calibre afectó principalmente a las últimas parcelas de cabernet sauvignon, mermando parcialmente la producción de esta variedad. A pesar de este imprevisto, la vendimia 2025 se distinguió por la excelente sanidad de los frutos y por un carácter varietal claramente definido.
Así, las uvas de la añada 2025 muestran un equilibrio perfecto entre grado y acidez. La maduración fenólica ha sido completa, lo que se traduce en vinos con una estructura poderosa, una gran expresión frutal y taninos firmes. En resumen, este año, el calor estival y la sequedad de gran parte del ciclo vegetativo han resultado en una añada con una mayor concentración de sabor y una acidez moderada, lo que dará lugar a vinos potentes con un perfil cálido, bien estructurado y con un marcado sello mediterráneo.
De esta manera, la añada 2025 en Somontano se perfila como una cosecha de gran calidad y diversidad, que contrasta con la frescura de la añada 2024. Los vinos que resultarán de este año mostrarán la complejidad de un clima impredecible y diverso, y serán una muestra fiel de la riqueza y el carácter del terroir del Somontano.
Este informe forma parte del compromiso de ENATE por ofrecer a nuestros clientes y amantes del vino una visión transparente y detallada de cada cosecha, celebrando la dedicación y el esfuerzo de todo un equipo que hace posible la creación de vinos excepcionales.
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